sábado, 23 de agosto de 2014

La inseguridad cierra las posibilidades que la oportunidades albergan. La inseguridad se compone de sentimientos. Eliminar esa inseguridad implica eliminárlos a ellos también. Trato hecho. Todo lo que me rodea por fin es objetual, las personas son objetos o representaciones: alumno/a, compañero/a, investigador/a, artista, crítico/a, gestor/a, .... no son personas, no albergan sentimientos. La relación con ellos es púramente objetual, intercambiable. Estos intercambios no pueden tener un caracter ético, son actos objetivos, son en sí. Eliminar las posibilidades afectivas de los mismos los sacan del discurrir del tiempo, este tambien se objetualiza, es en sí. Eliminar las responsabilidades éticas de un acto de relación, reducirlo a algo funcional, mecánico, por muy importante que este acto sea y por mucha exigencia intelectual que el mismo nos oblige a desarrollar, lo desconceta de otros actos de los cuales nosotros no somos responsables, y lo saca del discurrir ético de nuestro hacer. No tengo responsabilidad sobre los actos que realizo siempre que me atenga a la ley, a la norma o a la convención. Soy felíz.

miércoles, 13 de agosto de 2014

En la primavera de 1994 me fue concedida una beca para Florencia que debía comenzar ese otoño y prolongarse hasta el verano de 1995. Nunca pude hacer uso de ella. Veinte años despues me fue concedida una beca similar y aquel viaje que comenzó en 1994 por fin llegaba a su conclusión. Lo no realizado adquirió con el tiempo el sentido de un origen. De una posibilidad donde la libertad se daba y que fue clausurada antes incluso de darse. No hay nada más perseverante en la memoria que una posibilidad, alberga en sí misma todas las posibilidades deseadas, todo lo que no fue, lo que no ha sido y por tanto nunca existirá: sólo una ficción, al fin. En la Academia encontré mensajes guardados de los que pudieron ser mis compañeros, y por un momento, creí cruzarme con aquel que debía yo haber sido hace veinte años.

martes, 12 de agosto de 2014

En el camino al huerto, mientras T. conduce, pasamos por nuevos espacios urbanizados. Parte de la ciudad donde he crecido que no reconozco. Estos espacios tienen la forma de los no-lugares derivados de la expansión urbanística incontrolada, no tienen nada de especial. Los parques que veo son exhiguos y esconden tras ellos bloques de viviendas que comienzan a ser humildes. Las hileras de bancos son paralelas a esos límites. Todos los días, a unas horas en que el calor aconseja no estar por la calle, aparecen personajes sentados en esos bancos completamente descontextualizados del espacio y la situación. Negras con batas invernales del chino, ancianos horondos y de grandes barbas amarillentas con gorros de ballenero en la cabeza, un niño chino completamente solo extasiado con unas pompas de jabón cuyo origen es imposible encontrar...Como caídos del cielo o traídos de otro lugar y sentados allí en un eficaz afán teatral y dramático .
¿O quizás no? Quizás ellos estén allí de forma natural, pertenezcan a ese paisaje, quizás, seguro, que soy yo quien no puede leer, entender, el nuevo contexto. Soy yo , quien observando desde el asiento de acompañante de un coche que pasa lentamente a su lado, no entiende lo que ve. ¿Sería lícito construir una historia para entenderlo?¿es tal la cantidad de referencias que suponen que las opciones de elección imposibilitan una lectura "tranquilizadora"? Un pequeño discurso, una mínima y evocadora anécdota, que sirva para cerrar lo siniestro freudiano. Quizás mi obsesión por sistematizar esas visiones en palabras desnaturalicen algo que es tan real, tan simple como aquello que pertenece al lenguaje de las imágenes y que por tanto nunca puede ser reducido a escritura. Sería esta su continuación silenciosa: una construcción real del silencio y el sinsentido.

domingo, 29 de junio de 2014

La experiencia sólo puede ser compartida mediante la representación. Esta, la representación, es un símbolo que activa la interpretación y de este modo el uso de ese símbolo. Por lo tanto sólo la representación puede dotar de sentido una experiencia. Lo demás es asumir la carencia de sentido de la realidad. Matar cualquier posibilidad de trascendencia. Destruir lo que de humano puede constituirse como resistencia.

viernes, 1 de marzo de 2013

La ventana del tren de cercanías construye amaneceres westfalianos: telones pintados en óleo. Cambian continuamente, como tinta en el agua. Toda esta actividad excesiva tiene un único espectador. Existe sólo a su espera. Se construye sólo en la interpetación de este. Sin sus ojos no existe. Y si estos ojos no han visto anteriormente una imagen que construya un amanecer serán incapaces de verlo: el amanecer ha encontrado un espectador entre los adormilados obreros.
QUIZÁS es la primera y única palabra que tengo para comenzar el proyecto ASCESIS. Este, que se basaba en una reflexión sobre el modo de negociar los contenidos y productos derivados de procesos pictóricos individuales, se tiñe así de una precisa melancolía. La misma que envuelve cualquier descripción de la realidad. Así un acto se convertiría en una descripción: el hacer es un decir que muestra algo que le es ajeno. Cualquier acto elberga un núcleo real que se dice así verdadero (fenomenológico) y falso (hermenéutico) al mismo tiempo. Existiendo en este movimiento dual, dialéctico, entrópico, que lo consume: In girum imus nocte et consumimur igni.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Hoy a cruzado la muerte ante mí en forma de niño que jugaba con pompas de jabon en la ultima luz del invierno con un artilugio barato de los chinos.